El Síndrome del intestino irritable, antes conocido como síndrome del colon irritable, es un trastorno funcional digestivo que afecta a muchas personas hoy en día y a su calidad de vida. Se le conoce también por sus siglas en español SII así como en inglés IBS (irritable bowel syndrome). Muchas veces no se diagnostica y muchas otras se utiliza como diagnóstico en aquellos casos en los que no se acaba de identificar la causa de las molestias digestivas. Es decir, puede utilizarse como cajón de sastre.
Todavía no están muy claras las causas que lo provocan. De hecho no existen aún criterios diagnósticos suficientes. Teniendo en cuenta que es un trastorno funcional, es decir, no hay alteraciones anatómicas, muy probablemente la microbiota digestiva juegue un papel muy importante en el desarrollo del síndrome del intestino irritable, así que situaciones como:
Puedan estar vinculadas con el desarrollo de este síndrome. No podemos olvidar que la flora intestinal juega un papel clave tanto en el ritmo de las evacuaciones como en su consistencia, así como en la formación de gas. Todo ello relacionado con este síndrome. Pero también, igual o más importante aún, nuestra salud emocional. Por lo que el estrés, la ansiedad, la dificultad ante la gestión emocional, la depresión, están también muy probablemente relacionadas con el síndrome del colon irritable.
Al tratarse de un trastorno funcional, los síntomas del colon irritable están vinculados especialmente con la evacuación. Así pues los síntomas pueden ser los siguientes:
Hay que tener también en cuenta que existen 3 tipos de síndrome del colon irritable:
Para poder diagnosticar el SII o colon irritable se utilizan los criterios de Roma IV, según los cuales debe haber dolor abdominal recurrente, al menos 1 día a la semana, relacionado con la hinchazón abdominal y la evacuación, ya sea por:
Si los síntomas aparecen a partir de los 50 años, si presentas sangrado rectal, pérdida de peso sin explicación, dolor abdominal que no esté relacionado con la evacuación, diarrea persistente incluso por la noche y que te despiertan, anemia por pérdidas de hierro, náuseas y/o fiebre, estaríamos ante un trastorno más grave y serían necesarias otras pruebas diagnósticas.
Para realizar una dieta para el colon irritable es indispensable tener en cuenta que:
La implementación de una dieta para el colon irritable demanda varias acciones terapéuticas, incluyendo psicoterapia y dietoterapia. Gestionar emociones y estrés puede mejorar eficazmente el Síndrome del Intestino Irritable.
La dietoterapia se usa para alivio de los síntomas mencionados anteriormente, proponiendo una dieta baja en fibra y grasas. Se trata de una dieta de fácil digestión donde las fibras están limitadas, así como las elaboraciones fritas o con salsas y sofritos.
De hecho, una dieta baja en FODMAP ha demostrado un alto nivel de evidencia científica, especialmente en SII-D (con diarrea predominante). Deberá valorarse en caso de SII-E (con estreñimiento predominante). Siempre deberá ser un Dietista Nutricionista experto quien paute la dieta en cada caso.
GRUPO DE ALIMENTOS | BAJO CONTENIDO FODMAP |
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LÁCTEOS | Leche sin lactosa, queso camembert, cheddar, mozzarella de cabra. |
FRUTAS | Arándano, plátano, frambuesa, kiwi, mandarina, mora, naranja |
VEGETALES | Acelga, alfalfa, berenjena, espinacas, hinojo, lechuga hoja de roble, brotes tiernos, escarola, nabo, pepino… |
CEREALES Y TUBÉRCULOS | Libres de gluten, almidón de maíz, avena, arroz, maíz, sorgo, quinoa, mijo |
LEGUMBRES | Lenteja en pequeña cantidad |
DULCES | Azúcar |
BEBIDAS | Bebida de arroz, de avena, de almendra |
SEMILLAS Y FRUTOS SECOS | Almendras, semillas de chía, semillas de lino |
GRASAS | Aceites vegetales |
Aunque depende de la tolerancia de cada persona, existen algunos alimentos que, habitualmente generan molestias en caso de sufrir síndrome del intestino irritable o colon irritable. Son los siguientes:
GRUPO DE ALIMENTOS | ALIMENTOS PROHIBIDOS CON COLON IRRITABLE |
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AJO Y CEBOLLA | Muy usados en las cocinas mediterráneas para sofritos o acompañamientos y suelen ser muy indigestas creando más flatulencias. |
LEGUMBRES | Las legumbres en etapas iniciales son excluidas para mejorar la sintomatología de gases ya que son ricas en fructooligosacáridos que pueden crear molestia abdominal. |
CEREALES INTEGRALES | Los cereales integrales suelen ser indigestos y producir mayores síntomas digestivos. Por ello es mejor consumirlos blancos o refinados y valorar qué tal nos sientan. |
FRUTAS ALTAS EN FRUCTOSA | Frutas como manzana o el mango pueden ser indigestas en etapas iniciales |
ALGUNAS VERDURAS Y FERMENTADOS | espárragos, alcachofas o algunos fermentados como el kéfir o el chucrut harán que la sintomatología se agrave ya que son alimentos con alto contenido en gas. |
Todos ellos son alimentos beneficiosos para nuestra salud, especialmente para nuestra microbiota digestiva, ya que contribuyen a la formación de ácidos grasos de cadena corta, fuente de energía de las células intestinales y de las bacterias beneficiosas de la flora intestinal. O, como en el caso del kéfir o el chucrut, actúan como probióticos aportando bacterias beneficiosas a nuestro intestino. Pero es necesario tener claro que, en etapas iniciales del proceso, resulta más beneficioso retirarlos temporalmente de la alimentación con el objetivo de mejorar los síntomas y contribuir a una mejor funcionalidad del intestino. De esta manera, cuando llegue el momento de la reintroducción, su tolerancia será mejor.
LUNES | MARTES | MIÉRCOLES | JUEVES | VIERNES | |
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COMIDA | Ensalada de brotes tiernos con rabanitos Espirales de lenteja roja (50 g máx peso crudo) con 1 huevo duro y aceite de oliva 1 kiwi | Quinoa salteada con calabacín y berenjena y gambas 2 rodajas de piña | Ensalada de espinacas baby y rabanitos con salsa de yogur sin lactosa Pechuga de pavo a la plancha 2 mandarinas | Dados de pollo salteados con calabacín, judías tiernas y arroz integral al curry 2 rodajas de piña | Espaguetis de lenteja roja (50 g máx peso en crudo) con calabacín, berenjena y tiras de pavo Pan de trigo sarraceno Plátano |
CENA | Acelgas con patata rehogadas en la sartén Pechuga de pollo marinada con limón y hierbas provenzales Yogur natural sin lactosa con canela | Ensalada de pepino Tortilla de patata al horno con pan de trigo sarraceno con aceite Yogur natural sin lactosa con arándanos | Puré de calabacín, patata y puerro (parte verde) Salmón con eneldo y limón al papillote Yogur natural sin lactosa con canela | Sopa de pollo con fideos de arroz Rehogado de espinacas y huevo poché Yogur natural sin lactosa con frambuesas | Rodaballo al horno con patatas, calabaza y boniato Yogur natural sin lactosa con canela |
Existe mucha controversia sobre si tenemos que eliminar el gluten o no en las etapas iniciales cuando nos diagnostican síndrome de intestino irritable.
El gluten es una proteína que se encuentra en cereales como el trigo, el centeno o la cebada. Existen algunos estudios que indican que puede resultar beneficioso y que ayudaría a reducir el grado de inflamación. Aunque otros estudios dicen que eliminarlo por completo puede volvernos sensibles al gluten.
Casualmente los cereales con gluten tienen una cantidad significativa de fructanos, un FODMAP. He aquí el motivo por el que tomar trigo, cebada o centeno cuando nos acaban de diagnosticar un síndrome del intestino irritable pueda incrementar nuestras molestias. Así pues, es muy probable que la causa real del incremento de molestias al comer trigo o sus derivados se deba a los fructanos de estos cereales y no al gluten.
También es posible conseguir mejoras significativas simplemente consumiendo cereales menos procesados por la industria alimentaria diferentes al trigo (trigo común) como por ejemplo la espelta, una variedad de trigo más antigua con un contenido en gluten menor (aun así contiene gluten).
Otros cereales que sí son sin gluten son el arroz, el maíz o la avena, siempre que esté certificada sin gluten para validar que no se ha contaminado con trigo, o bien los pseudocereales como la quinoa.
Se ha comprobado que una dieta para el colon irritable baja FODMAP puede ser de gran ayuda en las etapas iniciales del síndrome del colon irritable, especialmente en SII-D (con diarrea predominante) y, a valorar, en caso de SII-E (con estreñimiento predominante).
Pero no para quedarnos eternamente en ella, ya que es una dieta muy restrictiva que, de llevarse a cabo durante un largo periodo de tiempo, terminaría por perjudicar nuestra microbiota digestiva. Que, como decíamos al principio, está vinculada con este trastorno. Por este motivo, una dieta FODMAP siempre debe ser pautada por un dietista-nutricionista quien, además, deberá hacer el seguimiento y, finalmente, pautar la reintroducción de alimentos.
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Si bien todavía se encuentra en estudio, es necesario evaluar en las mujeres con endometriosis si existe una relación con la aparición del síndrome de intestino irritable. El flujo retrógrado, o menstruación retrógrada que provoca la endometriosis, puede afectar a diferentes partes del intestino dañando la permeabilidad intestinal.
El síndrome de intestino irritable (SII) afecta la calidad de vida, causando molestias digestivas y ansiedad asociada a la gestión de evacuación y restricciones dietéticas. Este trastorno impacta nuestra vida social y requiere un diagnóstico temprano y personalizado. El tratamiento debe ser integral e incluir un abordaje psicológico, enfocándose en el vínculo entre pensamientos, emociones y reacciones intestinales.
Ariadna Magriñá
Dietista – Nutricionista
Bibliografía
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• Gibson PR. Use of the low-FODMAP diet in inflammatory bowel disease. J Gastroenterol Hepatol. 2017 Mar;32 Suppl 1:40-42. doi: 10.1111/jgh.13695. PMID: 28244679.
• Böhn L, Störsrud S, Liljebo T, Collin L, Lindfors P, Törnblom H, Simrén M. Diet low in FODMAPs reduces symptoms of irritable bowel syndrome as well as traditional dietary advice: a randomized controlled trial. Gastroenterology. 2015 Nov;149(6):1399-1407.e2. doi: 10.1053/j.gastro.2015.07.054. Epub 2015 Aug 5. PMID: 26255043.
El colon irritable es una patología crónica por la cual, si bien no hay curación si se pueden remitir los síntomas y brotes con una buena alimentación adaptada. (DRF).
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La lactosa es un azúcar fermentable presente en los lácteos y en productos elaborados con leche como quesos o yogures. De hecho la lactosa es un FODMAP. Así que, en caso de recurrir a la dieta baja en FODMAP, en la fase inicial, y de forma temporal, se eliminará la lactosa de la dieta.
Pero deberá reintroducirse en la última fase de esta dieta, siempre y cuando no nos hayan diagnosticado una intolerancia a la lactosa. Por ello, de nuevo, debemos recordar la importancia de que sea un dietista-nutricionista experto quien paute nuestra dieta y la reintroducción de los alimentos.
Se ha comprobado que existe una relación con efecto positivo, aunque no la única para la mejora de síntomas, entre el síndrome del intestino irritable o colon irritable y la dieta FODMAP. Al disminuir significativamente los hidratos de carbono altamente fermentables, los síntomas como la hinchazón abdominal, el dolor y los gases disminuyen claramente o incluso desaparecen.
De esta manera, no solo mejora la calidad de vida al disminuir o incluso desaparecer los síntomas, sino que además conseguimos mejorar la función intestinal, permitiendo mejorar, más adelante, la tolerancia a los alimentos que ahora nos están provocando más malestar.
El síndrome del colon irritable se considera una enfermedad crónica. Los síntomas pueden variar en intensidad y duración en cada individuo. Algunas personas pueden experimentar periodos de alivio o remisión de los síntomas, mientras que otras pueden tener síntomas más persistentes.
Algunos consejos para mejorar la calidad del sueño serían: Mantener un horario de sueño constante; establecer una hora de acostarse temprana; establecer una rutina relajante antes de dormir; evitar comidas copiosas antes de acostarse; optar por un refrigerio ligero y saludable o reducir la ingesta de líquidos antes de acostarse.
Varios estudios han demostrado que el ejercicio ligero o moderado puede mejorar los síntomas del colon irritable como la fatiga, la hinchazón y el estreñimiento. Actividades como caminar a paso ligero, montar en bicicleta a una velocidad moderada, nadar o participar en clases de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, al menos 30 minutos unos 5 días a la semana.