Causas desconocidas. Déficit de la enzima que necesitamos para descomponer al fructosa que puede ser hereditaria.
Náuseas, vómitos, cefaleas, deshidratación y otros problemas a nivel hepático.
Dieta estricta exenta de fructosa.
A día de hoy el abordaje nutricional es clave en la reducción de ciertos síntomas relacionados sobre todo con las intolerancias alimentarias, ya sea intolerancia a la fructosa, malabsorción de la fructosa, intolerancia a la lactosa, celiaquía o quizás una menos conocida como la intolerancia malabsorción al sorbitol.
Existen otros casos en los que no se debería hablar de intolerancia a la fructosa, sino de malabsorción a la fructosa. Se debe a una afectación intestinal que no nos permite absorber la fructosa de forma adecuada. Normalmente viene acompañado de molestias digestivas, gases y diarreas debido a la fructosa que queda en el intestino sin absorber.
En el caso de la intolerancia a la fructosa será recomendable no exceder el consumo de fructosa de 1-2g al día, con el fin de evitar el cuadro mencionado anteriormente. Es por ello que se deben ajustar muy bien todas las cantidades de los diferentes alimentos que aporten este componente.
Referente a la malabsorción de fructosa debemos iniciar pruebas para averiguar el grado de malabsorción a ésta. Esto nos permite valorar cuál es la dosis máxima tolerable, diferente en cada individuo. Además debe tenerse en cuenta el contenido en glucosa de los alimentos a ingerir, ya que su presencia puede mejorar la dificultad de absorber fructosa.
La intolerancia a la fructosa consiste básicamente en la incapacidad de transformar la fructosa y por lo tanto metabolizarla, lo que implica su acumulación. Esto lleva a sufrir una serie complicaciones como son náuseas, vómitos, cefaleas, deshidratación y otros problemas a nivel hepático. El nombre de la enzima que se ve afectada se llama aldolasa, este tipo de intolerancia tiene un componente genético hereditario.
Podríamos decir por lo tanto que los alimentos que deberíamos evitar inicialmente hasta que un profesional nos pueda asesorar son el azúcar y la miel; los alimentos procesados, por el riesgo a que puedan llevar fructosa, como pueden ser algunos embutidos (siempre sujeto a composición), platos precocinados, cereales del desayuno o incluso bebidas azucaradas; además de las frutas (inclusive el tomate) a la espera de probar tolerancia en el caso de malabsorción intestinal y algunos vegetales como calabaza, zanahoria o remolacha, y de sus derivados como jaleas, mermeladas o zumos.
También debemos observar los diferentes aditivos que pueden ser derivados de la fructosa como por ejemplo: Fructosa y sorbitol, jarabe sorbitol (E-420), licasina(polialcohol), isomaltitol (E-953), ésteres azucarados (E-473-474), ésteres de sorbitano (E-491-495) , azúcar invertido, jarabe de maíz y sacarosa.
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¿Qué es la fructosa? La fructosa es un hidrato de carbono simple, una molécula pequeña que si no se digiere adecuadamente en el intestino delgado produce síntomas en el intestino...