
Últimamente se están poniendo de moda las dietas basadas en un gran consumo de proteínas —ya sea a través de alimentos o de complementos—, que consiguen pérdidas de peso muy rápidas, a expensas de la eliminación de los alimentos grasos y sobre todo de los hidratos de carbono, también conocidos como glúcidos o féculas.
Los hidratos de carbono son un nutriente esencial, puesto que proporcionan la energía necesaria para hacer frente a las actividades de la vida diaria y son indispensables para la contracción muscular. Vendrían a ser el equivalente del combustible que necesita cualquier vehículo para funcionar.
Eliminar los hidratos en la dieta
Encontramos hidratos de carbono en muchos alimentos, sobre todo en el grupo de los dulces y en el de los cereales y tubérculos. Dentro de los primeros se encuentran el azúcar, la leche, la fruta, las bebidas azucaradas, la mermelada y todos los dulces en general. Y también llevan hidratos de carbono alimentos que según las recomendaciones de la dieta mediterránea deben ser la base de la alimentación: arroz, pasta, pan, patatas, legumbres y todo tipo de cereales. Algunas verduras también tienen cantidades apreciables.
El peligro de eliminar los hidratos de carbono en una dieta
Suprimir de la dieta estos alimentos tiene consecuencias adversas. Por una parte, debemos saber que los alimentos no están constituidos por un único nutriente y ello significa que si, por ejemplo, eliminamos la fruta, también nos estamos privando de todas los vitaminas, minerales, agua, fibra y otras substancias de vital importancia.
Y si suprimimos los cereales, resulta que estamos eliminando proteínas vegetales, fibra, vitaminas del grupo B, muy necesarias para un buen funcionamiento del sistema nervioso, y otras vitaminas y muchos minerales. Esto quiere decir que si no recibimos este aporte a través de la dieta, tendremos una carencia de todos estos nutrientes, que se puede traducir, para empezar, en estreñimiento por carencia de fibra, y en irritabilidad por falta de glucosa o azúcar, sustancia indispensable para el cerebro. I incluso en ansiedad por los alimentos dulces.
Además, eliminar los hidratos de carbono puede hacer que perdemos masa muscular y nos debilitamos, puesto que una de las funciones que cumplen es impedir que las proteínas que forman los músculos sean utilizadas como energía, es decir, como combustible. Perder peso no es sólo perder kilos, sino perder grasa. Y muchas veces, en los dietas desequilibradas lo que se consigue es perder kilos a expensas de perder músculo en lugar de grasa. Si perdemos músculo tendremos asegurado el efecto rebote cuando terminemos la dieta.
Por lo tanto, al seguir un régimen no tenemos que reducir drásticamente los hidratos de carbono, pero sí que podemos moderar su consumo y repartirlos a lo largo del día, y mejor aún si escogemos los que nos son más favorables para perder peso. Se trata de tomar alimentos integrales, consumirlos como guarnición y no como plato principal, y acompañarlos de buenas cantidades de verdura y de una ración moderada de proteínas. Si además comemos de forma regular cada tres o cuatro horas, no cometemos excesos y hacemos ejercicio, veremos como bajamos de peso de forma saludable y lo que es más importante, duradera y sin efecto rebote.
Si deseas realizar una dieta para adelgazar es aconsejable que te pongas en manos de un Dietista-Nutricionista para que pueda realizarte un tratamiento personalizado.

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