Antes de llegar con Ariadna y con Alba ya me había hecho a la idea de que mi vida siempre sería un sufrimiento. No volvería a gozar de una celebración, de un encuentro con amigos, de una cena con la pareja. Todo esto que parece normal en la vida de cualquier persona, no lo era en la mía.
Dolor panza, descomposiciones constantes, hinchazones, salir corriendo de clases para ir al baño. Creía que mi vida siempre sería así. Ellas me ayudaron a ver que esto no debía ser así Las dos tuvieron la paciencia de contarme que esto no era cierto y que se podría encontrar una forma sana de alimentarme y cuidarme para recuperar mi vida tal y como yo la conocía.
Ensayo y error, consejos para aprender a ver lo que me dolía, descubrir mi propio ritmo. Mil gracias por la ayuda, por hacerme ver que muchas veces, un pequeño cambio nos puede, dar una segunda oportunidad.